jueves, 2 de febrero de 2012

UNA EXPERIENCIA SIGNIFICATIVA.

UNA EXPERIENCIA SIGNIFICATIVA.

 Mi práctica pedagógica la inicié en la Institución Educativa Rancho Grande. Fue una experiencia inolvidable, me asignaron el grado 6 - d conformado por 43 estudiantes. La primera semana me correspondió la observación y como es normal, me sentía un poco nerviosa, pero a medida que fui interactuando con la profesora y al valorar sus clases, me di cuenta que estaba conectada con ella para llevar el proceso de enseñanza-aprendizaje, por ende no tuve que realizar otra estrategia ajena a la que había planeado.
 Por otra parte, se podía notar en gran medida, que los profesores anteriores y al igual que la actual, habían realizado un buen trabajo con los estudiantes, ya que éstos demostraban tener una apropiación de las temáticas que se le desarrollaban en clase, mostraban interés y buena participación.
Como me fue muy bien en la Institución Educativa Rancho Grande, en un instante pensé volver a realizar mi segunda práctica en ésta, pero  por situaciones económicas me vi obligada a buscar otra institución que me quedara más cerca al lugar donde vivo. Me presenté en el colegio Liceo la Pradera, donde comprendí que la labor docente es compleja y que definitivamente es más fácil impartirle el conocimiento a jovencitos  de bachillerato que a chicos de básica primaria. Me asignaron el grado tercero elemental conformado por 41 estudiantes. Al principio pensé que sería fácil, pero se me complicó la situación, debido a que se me dificultaba el control de los niños cuando estaban por cumplirse las  dos horas de clases.  Los chicos  se me distraían y perdían la motivación, hasta que la profesora me llamo la atención preguntándome  si había hecho mi primera práctica en bachillerato, a la cual  respondí que sí, ella me dijo: “tienes que tener en cuenta que son niños y que es primaria, es difícil pero no imposible” y finalizó con esta frase: “no te hundas”.  De repente me sentí fatal, pero me dije, tengo que demostrarme y demostrarle a la profesora que soy capaz de realizar un buen trabajo, por lo que decidí implementar  algunas estrategias que había apreciado los días de observación para controlarlos. Les cantaba canciones religiosas e infantiles, de igual manera, los mandaba a que se levantaran de las sillas y  que alzaran los brazos, que los colocaran al frente y hacia abajo, también  en ocasiones realizaba dinámicas para que ellos se relajaran y poder  retomar la clase. Además compartía con ellos textos para reflexionar que de alguna manera se relacionaban con el tópico a tratar, contextualizaba e interactuaba, lo cual los motivaba.  Esto me funcionó, tanto que hasta la profesora me felicitó.
Cabe decir, que la labor docente es un proceso que se va fortaleciendo  a través de las experiencias, acompañado del interés y la disposición que se tenga para mejorar, con el propósito de formar desde una perspectiva integral, es decir, tanto a nivel cognitivo como en valores y por ende, tener estudiantes competitivos capaces de solucionar cualquier problema que se les presente en la vida.

LA VOZ DE RAÚL GÓMEZ JATTIN

MI BIOGRAFÍA

MI BIOGRAFÍA.
Diana Padilla Carett, nació el día 13 de marzo del año… en la ciudad de Montería, hija de Elvira Carett y Uriel Padilla, tiene cinco hermanos con los que ha convivido toda su vida. A la edad de cinco años  por cuestiones del destino, su padre la tuvo que abandonar, por lo tanto, su madre  debió  luchar por sí sola  día a día por mantener el bienestar de sus hijos.
 Sus estudios de primaria los realizó en la vereda el Vidrial, ubicada a la margen izquierda del rio Sinú, donde se destacó como una excelente estudiante. Culminó sus estudios secundarios en el colegio Cecilia de Lleras obteniendo  el título de bachiller académico. Siempre soñó con estudiar medicina, pero por situaciones económicas  se vio obligada a dejar a un lado esta opción para estudiar una profesión relacionada con la salud, y se inscribió en enfermería en la universidad de Córdoba, pero lamentablemente no fue admitida, situación que la llevó a tomar la decisión de no seguir estudiando. En vista de esto, su mejor amiga llamada Edilma López, la hizo reflexionar, y la inscribió en el programa de lengua castellana ofrecido en la misma universidad. Fue admitida, y aunque siempre pensó que era una buena carrera  se  sentía un poco insatisfecha de su suerte, hasta realizar sus  prácticas pedagógicas, sintió que no se había equivocado, y más aun al realizar el diplomado titulado “herramientas- teórico practicas para la enseñanza por competencias”  pues, en éste, comprendió que se puede hacer una excelente labor y formar personas competitivas en la vida.